Más agroindustria es menos soberanía y justicia social

Durante toda la pandemia quedó claro a qué juega cada actor económico en la realidad nacional: mientras los sectores concentrados de las cadenas agroalimentarias y agroindustriales, desde la producción a la comercialización, apostaron a engordar sus márgenes de ganancia a costa de un pueblo empobrecido, especulando con la cotización del dólar o los precios internacionales; las organizaciones sociales y populares, de la agricultura familiar campesina e indígena y la economía social, salieron a apagar el incendio y a poner el cuerpo para que el alimento llegue a cada familia que lo necesitaba.

¿Quién nos alimentará?

 

Se nos dice que la cadena alimentaria agroindustrial, globalizada y manejada por corporaciones, nos ayudará a sobrevivir el caos climático y la inseguridad alimentaria con nuevas tecnologías para una “agricultura inteligente”. Suponer que la cadena alimentaria agroindustrial, que funciona por el interés comercial, alimentará al mundo, no tiene fundamentos.