La información en un mundo globalizado

Vivimos en una época de imágenes, en una cultura de imágenes y de velocidad. Se trata de un progreso, pero depende de cómo y para qué se utilice. La conclusión es que informarse no es una tarea fácil. Pero es a través de la información que recibimos que, muchas veces sin darnos cuenta, decidimos sobre nuestro presente y nuestro futuro. De la calidad de la información de que disponemos depende nuestra calidad de vida. La información es un servicio público, no una mercancía. A nadie se le ocurriría pensar, aunque en los hechos ocurre, que la salud es una mercancía y no un servicio público; un derecho de los ciudadanos.
Sin embargo, empieza a parecernos normal que alguien no profesional, una presentadora o presentador nada más que con buena presencia, nos pase información sin ser periodista, o que la información nos llegue mezclada con anuncios publicitarios, o con aderezos de entretenimiento. Debemos reivindicar el derecho a informarnos. Para ello debemos asumir que, como a todas las cosas importantes de la vida, debemos dedicarle tiempo y atención.

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