Condición irrenunciable para la negociación con el FMI: salir del default con la pobreza en la Argentina.

La Argentina ha culminado la reconversión de su deuda pública con los tenedores privados de bonos. Se ha logrado una aceptación por un 76% del total y se ha convertido a moneda local el 37% del importe canjeado. Puede considerarse que se ha dado un paso importante. La negociación ha sido dura y compleja, no exenta de amenazas y ha deparado una lección: actuar con firmeza y racionalidad brinda resultados, no sólo en términos de logros concretos, sino también en dignidad. Esta posición oficial ha contado con el consenso de la sociedad, el cual ha sido crucial para hacer frente a las presiones de los sectores vinculados con los intereses de los acreedores. Ha dado más frutos, por cierto, que las políticas previas de emitir “se- ñales amistosas” a los volátiles y oportunistas mercados financieros, fundamento de las orientaciones neoliberales dominantes en la “segunda década perdida”, la de los ’90. Se encara ahora la renegociación con el Fondo Monetario Internacional, suspendida en septiembre de 2004. Entendemos entonces que son apropiadas las siguientes consideraciones: El FMI ha mostrado una considerable ineptitud para desempeñar la función que su estatuto le asigna, esto es, contribuir al crecimiento equilibrado de los países miembro, en condiciones de pleno empleo. Ello se desprende del análisis de su desempeño durante las últimas dos décadas.

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