Si bien, la desintegración vertical y horizontal de las “unidades de negocio” en las que se segmentó a las ex empresas públicas del sector (SEGBA, HIDRONOR y Agua y Energía Eléctrica) para su privatización, y la potencial introducción de la llamada “competencia por comparación”, constituyeron pilares básicos de la radical reforma estructural del mercado eléctrico, la reintegración vertical y horizontal de buena parte del mismo en manos de PHSA invita a la reflexión en torno de algunas dimensiones analíticas. En primer lugar a indagar respecto de la historia –reciente pero muy intensa– del grupo, a las estrategias empresarias subyacentes, a las intrincadas formas bajo las que se fue conformando y las múltiples sociedades que, “aguas arriba” o “aguas abajo”, son parte constitutiva de esa breve historia empresaria. En segundo término, los delicados senderos normativos y regulatorios –con sus debilidades y limitaciones– bajo los que se ha venido desarrollando el holding, donde en ciertos casos parecería vislumbrarse cierta complacencia oficial.En tercer lugar y dada la recurrente referencia al “relanzamiento” y fortalecimiento de una nueva burguesía nacional como una de las resultantes positivas de la implosión del régimen de convertibilidad y el consiguiente intento de consolidar un nuevo modelo de acumulación, cabe interrogarse sobre las potencialidades reales de este tipo de emprendimiento. Sobre la base de esas tres dimensiones analíticas se estructura el presente artículo.